Encuentra el Equilibrio entre Agilidad y Planificación

Para muchos directores generales y propietarios de empresas, existe un delicado equilibrio entre mantener un enfoque ágil del liderazgo y atenerse a los objetivos de un plan de negocio.

La agilidad engloba la necesidad de mantenerse flexible ante las condiciones cambiantes del mercado. Un plan de empresa marca los mejores esfuerzos de la organización para fijar un objetivo acordado y las formas de alcanzarlo durante un periodo de tiempo establecido.

A primera vista, pueden parecer procesos contradictorios. Sin embargo, los líderes empresariales inteligentes encuentran la manera de equilibrar la agilidad y la planificación en beneficio de sus empresas. Si te enfrentas a un reto similar, aquí tienes algunos consejos a tener en cuenta:

Da siempre prioridad al cliente.

Independientemente de las estrategias de crecimiento actuales y previstas de tu empresa, es vital “mantener a tus clientes en el centro de cada decisión empresarial”. Aplicar un enfoque centrado en el cliente ayuda a mantener la atención en lo que tu público objetivo actual (y potencial) necesita y quiere.

Entender a tus clientes a través de chats en directo y otras tecnologías te permite “tener en cuenta la posibilidad de que surjan posibles problemas con los clientes y el espacio para abordarlos”, señala InvoiceBerry. De este modo, estarás mejor situado para “asignar recursos a la resolución de sus problemas [de modo que] tus objetivos estratégicos estarán más en consonancia con la satisfacción del cliente”.

Determina cuál es el mejor objetivo para tu empresa.

No saber cuál es el objetivo último de la planificación es otra ‘trampa’ de la que deben cuidarse los empresarios y directores generales. Determinar el objetivo organizativo más importante es esencial para mantenerse ágil y eficaz.

“La clave de una planificación ágil es desarrollarla con el objetivo en mente y durante un breve periodo de tiempo”, aconseja Brainhub. Abstente de fijarlo “todo en piedra durante las sesiones de planificación (de modo que) aunque resulte necesario cambiar y ajustar el plan, los costes sean aceptables o incluso insignificantes”.

Usa un lenguaje claro y fácil de entender en tu plan.

Como hemos señalado antes, a veces un plan de empresa “no cuadra en cuanto a su análisis, descripción de retos y posibles soluciones”. Por lo tanto, en tus esfuerzos por equilibrar planificación y agilidad, evita el uso de una redacción demasiado complicada o enrevesada. Asegúrate de que el lenguaje del plan es sencillo y accesible para todas las personas de la organización.

Concéntrate en el plan.

Aunque un plan de empresa ágil debe ser adaptable al cambio, ciertos elementos de ese plan deben permanecer intactos.

Los cambios continuos en componentes del plan como la visión, la misión y los valores culturales de la empresa “afectarán negativamente a la estabilidad y disminuirán el compromiso de los empleados”, señala Lilly Consulting Group. Al mismo tiempo, “la forma de llegar a ese resultado deseado probablemente tendrá que cambiar y evolucionar (normalmente, sus metas, objetivos, estrategias y tácticas)”, así que manténte abierto a “un enfoque más iterativo en el nivel de ejecución”.

En otras palabras, sé flexible en tu metodología, sin dejar de centrarte en los objetivos superiores de la empresa.

Haz que tu equipo participe activamente.

La planificación empresarial convencional suele adoptar la forma de “arriba abajo”, en la que el líder de la empresa asume la dirección del proceso y los miembros del equipo siguen su ejemplo. Pero este enfoque no siempre es la opción más eficaz.

Para que la agilidad empresarial y la planificación se integren sin problemas, los líderes “deben invertir más tiempo y energía por adelantado para ayudar al equipo a comprender el panorama general y la estrategia organizativa”, señala Opensource.com. Facultar al equipo “para hacer ajustes y compensaciones” dará como resultado un plan que “cambia dinámicamente para adaptarse a los nuevos aprendizajes”.

Escrito por Lee Polevoi