Los Errores Éticos Más Comunes de los Líderes Empresariales

La mayoría de los líderes empresariales se consideran a sí mismos personas éticas, sobre todo cuando se trata de dirigir una empresa que valora la integridad por encima de todo. Al mismo tiempo, incluso el CEO o dueño de empresa más consciente puede a veces caer presa de errores comunes de ética empresarial.

Por eso es tan importante ser consciente de los posibles errores éticos y rectificar los que surjan. “Los líderes que deciden hacer lo correcto ante los errores sientan las bases del éxito futuro”, señala Andrew Gonzales, especialista en mitigación de riesgos, y añade que el liderazgo “no se define por la ausencia de errores, sino por cómo responden a ellos los líderes”.

A la inversa, cuando los líderes no tienen un comportamiento ético (y no hacen nada al respecto), los efectos organizativos pueden ser nefastos. Los empleados se dan cuenta rápidamente de si el líder “cumple las normas” y, si no, pueden pensar que ellos también están por encima de las consecuencias de la mala conducta. El resultado puede ser una disminución de la moral, un descenso de la retención y una reputación no deseada de empresa que coquetea con comportamientos poco éticos.

¿Qué errores éticos aparecen con más frecuencia entre los líderes empresariales?

Falta de responsabilidad.

Algunas empresas sientan inadvertidamente las bases de conductas poco éticas cuando no establecen mecanismos de rendición de cuentas. Los líderes eficientes entienden que la responsabilidad empieza en la cúpula y marca la pauta para toda la organización.

Por el contrario, los líderes inseguros se apresuran a juzgar cuando algo va mal. Recurren a señalar con el dedo o incluso a despedir a alguien para desviar la culpa de sí mismos. Pero “echar la culpa es inútil y sólo sirve para bajar la moral y la productividad” en toda la empresa.

Falta de conciencia del acoso o la discriminación.

Todo empleado tiene derecho a trabajar en un lugar libre de acoso o discriminación. Desgraciadamente, los directivos que permiten que se produzcan incidentes de acoso sin consecuencias marcan la pauta de un lugar de trabajo revoltoso e insostenible.

Todo dirigente empresarial debe ser responsable de hacer todo lo que esté en su mano para establecer un entorno de trabajo libre de abusos sexuales, verbales o físicos. La “norma de tolerancia cero” es de vital importancia y debe aplicarse en todos los ámbitos.

Del mismo modo, cuando se trata de prevenir las prácticas discriminatorias, los líderes deben “centrarse en sensibilizar a los empleados y directivos sobre la discriminación en el lugar de trabajo, para que puedan ayudar a responsabilizar a quien discrimine”, señala Indeed. En este contexto, la discriminación puede incluir cualquier acción que “muestre favoritismo hacia determinados grupos y evite o reste importancia a otros”.

Hacer caso omiso de las quejas o informes sobre conductas adversas.

La conducta poco ética “suele ser como una infección”, señala el Defensor de la Ética. “Cuando otros empleados ven que un infractor de las normas ha quedado impune, empezarán a incumplirlas también”. Ninguna organización puede prosperar durante mucho tiempo si se permite que continúe esta negligencia deliberada de la mala conducta.

Si es necesaria una investigación ética, asegúrate de que la persona o el equipo que la lleva a cabo llega hasta el final. Con demasiada frecuencia, las quejas presentadas a Recursos Humanos o a cualquier otra instancia se consideran simplemente desvanecidas, sin que se adopte ninguna medida clara con respecto a la cuestión original.

Incapacidad para controlar las emociones.

Los líderes empresariales son humanos, como todo el mundo, y por tanto susceptibles de reaccionar emocionalmente ante las situaciones. Pero es vital que sepan controlar esas emociones, ya que las manifestaciones externas (sobre todo la ira y el miedo) demuestran una escasa capacidad de liderazgo y una posible quiebra del comportamiento ético.

“Los líderes que tienen miedo o están enfadados crean culturas que reflejarán sus comportamientos o reaccionarán a ellos”, señala el coach ejecutivo Christian Muntean. Los directores generales, propietarios de empresas y otros altos ejecutivos deben elegir “hacer su propio trabajo interno y encontrar formas más sanas de responder a sus desencadenantes de miedo e ira.”

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Escrito por Lee Polevoi