¿Realmente es Difícil ser un Líder Empresarial Ético?

La ética empresarial es un tema delicado. En primer lugar, muy pocos propietarios o ejecutivos, incluso cuando actúan al margen de las normas morales, creen realmente que están actuando de forma poco ética. Para ellos, cuando se enfrentan a una incertidumbre ética, se han visto obligados a tomar “algunas decisiones difíciles”. Pero, ¿etiquetar un reto ético como difícil exime al responsable de la toma de decisiones de la culpabilidad en sus consecuencias? Es difícil de decir, pero lo que está claro es que la ética empresarial es una gran zona gris en la que la moralidad está casi siempre en el ojo del espectador. Y eso es un gran problema, porque ahora más que nunca, los clientes quieren alinearse con aquellas organizaciones que reflejan su propia moral y sus valores.

Lo que aprendimos de Gordon Gekko

Los que tenemos edad para recordar la película de los 80 Wall Street nos quedamos asombrados ante la codicia desenfrenada de su principal antagonista, Gordon Gekko, cuyo lema “La codicia es buena” quedó marcado de forma indeleble en la mente de una generación de espectadores. El personaje representaba la corrupción empresarial y la quiebra moral. Gekko encarnaba definitivamente al malo éticamente corrupto, ya que priorizaba el poder y el beneficio económico sobre cualquier cosa cercana a los principios morales.

Aunque la película contaba una historia convincente, lo cierto es que la moralidad y la ética (o la falta de ellas) suelen tener muchos más matices y, por tanto, son más difíciles de distinguir que las de un villano de película.

Hablemos de Kellogg’s

En febrero de 2024, el CEO de WK Kellogg’s, Gary Pilnick, fue entrevistado en la CNBC y compartió lo que él planteaba como una solución accesible al impacto del aumento de los precios de los comestibles. Pilnick declaró que comprendía cómo las familias estaban luchando contra la inflación y sugirió con firmeza que cenar cereales era una solución económica a menos de un dólar por plato. El entrevistador preguntó a Pilnick si esa sugerencia podía caer mal, a lo que respondió: “Ahora mismo está cayendo muy bien”. Basta decir que, en realidad, no aterrizó nada bien.

Hubo un enorme rechazo por parte de los consumidores debido a la propuesta aparentemente obtusa del director general de un fabricante multinacional de alimentos que había acumulado 2.760 millones de dólares en ingresos en 2023 y cuyos costes de productos, según se informa, han aumentado un 28% en los últimos cuatro años. Aunque Pilnick planteó aparentemente su concepto de “desayuno para cenar” como una forma de reducir el presupuesto de las familias con dificultades, la sugerencia parecía codiciosa y éticamente sospechosa. Tanto es así que muchos consumidores han boicoteado los productos de Kellogg’s y han calificado el fracaso como el momento “Que coman cereales” de Pilnick. Los expertos predicen que el gigante de la alimentación va a recibir un golpe financiero sustancial por las consecuencias.

Tal vez lo más importante sea que los consumidores son más inteligentes y éticamente más conscientes que nunca, y que incluso la apariencia de que se están pasando de la raya moralmente puede salir muy cara.

Por qué la moralidad es tan difícil

La mayoría de los empresarios quieren tomar decisiones moralmente correctas, pero lo correcto y lo incorrecto no siempre están claros. La historia de Kellogg’s es un buen ejemplo de cómo una acción puede ser considerada altruista por una persona y oportunista por otra.

Los siguientes son tres factores comunes que contribuyen a la complejidad y los retos de ser un líder empresarial ético:

  1. Múltiples Stakeholders

Los responsables de la toma de decisiones deben tener en cuenta a tantos stakeholders como empleados, inversores, accionistas, proveedores, reguladores e incluso el medio ambiente. Estas entidades a veces tienen perspectivas y objetivos diferentes, lo que hace difícil para los líderes empresariales saber qué dirección ética es el verdadero norte. O, al menos, qué decisiones perjudican lo menos posible al mayor número de personas implicadas, sabiendo que lo que beneficia a un grupo a menudo puede afectar negativamente a otro.

  1. Ambigüedad

Las zonas grises son difíciles de recorrer para cualquiera, sobre todo cuando no hay respuestas claras, correctas o perfectas. Cuestiones como el impacto medioambiental y las prácticas laborales justas son un buen ejemplo de ello. Por ejemplo, muchos fabricantes que emplean mano de obra extranjera son acusados de faltar a la ética debido a los bajos salarios o a las duras condiciones de trabajo en comparación con las fábricas occidentales. Esos empresarios suelen responder que, si bien eso puede ser cierto, esas dinámicas están a la par o son mejores que las normas de esa región. Este ejemplo también subraya la complejidad moral de las diferencias culturales y contextuales.

  1. Tecnología

Desde el punto de vista ético, ¿cuánto debe invertir una organización en la privacidad de los clientes y la seguridad de los datos? ¿Es una cantidad determinada o un porcentaje de los ingresos? ¿Depende del tamaño de la organización? ¿Tienen las grandes empresas como Target más responsabilidad con la seguridad de los datos de sus clientes que una PYME de 100 empleados? No hay reglas que regulen cómo proteger eficazmente nuestros activos digitales. Pero si descubrieras que, hipotéticamente, Honeywell gasta menos en privacidad de datos que la tienda de donuts de la esquina, probablemente lo considerarías poco ético.

Ahora bien, puede que tu organización sea más pequeña que Target, Honeywell y Kellogg’s, pero la responsabilidad de tomar decisiones éticas relacionadas con tu empresa recae en ti como empresario. Y reconocer que a veces no hay respuestas moralmente correctas o incorrectas subraya la importancia de la empatía y la humildad en el proceso de toma de decisiones.

Escrito por El Consejo de Empresarios